Una experiencia teatral al ritmo de los culos
El líder de un culto sexual recibe a un nuevo integrante, mientras que las sumisas mujeres que conforman el aquelarre comienzan a abrir los ojos; así podría resumirse Sextario, pero puede que sea algo más…
¿De qué va?
Un carismático personaje crea una secta sexual en el sótano de su casa. Todo son culos, sushi y música hasta que una nueva persona aparece.
Todos los jueves, en la sala Cortázar del Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660) se lleva a cabo una experiencia teatral algo barroca y dadaísta, que recuerda las tablas de José Muscari y tiene dos grandes ejes: la autoconsciencia (y su respectivo pensamiento / crítica) y el constante delirio.
Para entrar a Sextario es necesario conocer un poco del teatro de revista, y de la coyuntura actual. Pero además, como era antaño, es menester llevar unos maletines por si lo que se ve produce cosas…
Explicarlo es difícil, en palabras del director, actor y guionista Nicolás Kayat «Es como un grito desolador de que aunque el mundo explote, seguimos bailando… es una historia de como la paternidad destruye la psiquis de las pibas«. Rodrigo Velilla (actor, el líder del culto) agrega: «es el cuestionamiento de los mandatos, y de lo que se dice que hay que hacer«. Carmela Benegas Lynch (actriz), continúa: «ellas están como protegidas por ese rey tirano y soberano, producto de la carencia de un buen vínculo con sus padres«
También hay una suerte de hiper-sexualización del cuerpo femenino y masculino. Bianca Temperini (actriz) comenta: «se van a encontrar muchos culos… muchos, muchos. Y mucho brillos, un humor polémico y mucho de kitsch«.
Pero algo más aparece en el resquicio entre tantas rayas y escotes. Así lo cuenta Rocío Vitale (actriz): «es importante tener un panorama de lo que trata el teatro de revista, para entender desde que lugar viene la sátira… y también verlo como una crítica, una crítica a todo«, «la hipersexualidad es constante, y todas las cuestiones del cuerpo de la mujer y de cosas que suceden como mujer o cómo persona de la sociedad, intentamos que estén ahí en el medio del caos de referencias, música y chistes«.
La base se sustenta en los personajes, y los hay desde los más variados. Por ejemplo Bianca Temperini nos interioriza sobre uno de ellos: «mi personajes es una fanática peronista y poeta«. Otro caso es el de Carmela Benegas Lynch : «soy profesora de acrobacia aérea, y aprovechamos eso para mi personaje que siempre está en las nubes«. Por otro lado Lola Colobine (actriz) también nos contó: «yo trabajo de modelo vivo hace 10 años, y lo que intenté es ridiculizarlo… exagerarlo porque nadie sabe bien que hace una modelo vivo.«
Y más border es el personaje de Tamara Jalif (actriz): «el mio es un personaje muy petero, y siempre está inventando petes nuevos para mostrárselos a su líder«.
¡Y también hay música en vivo! Y fue un proyecto que se fue gestando hace tiempo según contó Shane Martin (guitarra y voz): «las canciones las hicimos hace 10 años y dijimos ´tratemos de meterlas en una obra´ y eso hicimos. Y los adaptamos a los gustos de la audiencia hoy«.
Otro de los personajes es solo una voz, la madre del líder, interpretada por la siempre heroica Edda Bustamante.
Pero por sobre todas las cosas Sextario es una obra política. Busca a través de la sátira hacer una fuerte crítica sobre el sistema actual y el feminisimo. Kayat suma: «Es un manifiesto político, porque todo es político en la vida«; «Intentamos hacer que la persona que se ríe, se termine preguntando porqué se ríe» comenta Rodrigo Velilla.
Delfina Cavalli (productora) agrega: «es una obra bastante chocante… nos ha pasado de gente que no entiende mucho la postura, pensando como si no estuviese formada. Pero lo cierto es que en esa sátira, queda claro a favor y en contra de qué estamos«. Bianca Temperini: «algunas críticas dicen que somos tibios, pero al contrario… es preferible que el sentido de la obra lo termine el que la venga a ver«.
Constanza Bruno (asistente de producción) suma a lo que dice Delfina: «se encuentran con una revolución de emociones, a nivel social porque es muy contemporánea… algo te mueve a nivel interno, una fibra«.
Tamara Jalif: «es una obra que te puede tocar diferentes sentimientos que no estabas preparada para vivir en la noche, por el nombre de la obra uno espera algo, después la escenografía es medio rara, hay música que te hace no saber donde te estás metiendo… hay que dejarse llevar«
Y mientras las risas y el desconcierto se acumulan, los personajes femeninos comienzan a cortar el relato contando sus historias personales. El ambiente se vuelve denso y las risas pasan a ser más nerviosas, mientras conocemos el lado B de ser mujer en una sociedad tan sexualizada. El bullying, los abusos y las violaciones comienzan a surgir.
Agustina Vinci (actriz): «hubo mucha construcción y mirada sobre una misma… En todos los monólogos vas a encontrar ALGO como mujer que te represente«.
Lola Colobine (actriz): «algunas cosas se problematizan, y eso puede hacer clickear algo en la cabeza de alguien muy conservador… mostrarle otro punto de vista«.
Delfina Cavalli (productora): «hay situaciones tan tristes como son descriptas por las chicas, que intentamos meterle un poco de humor para que la gente no se vaya llorando de la sala… pero también abrir el juego para que puedan decir ´a mi me sucedió tal cosa´ que antes no estaba tan normalizado, sentirte avalada para contar».
Carmela Benegas Lynch (actriz): «yo de alguna manera desde arriba (haciendo el aro) también soy público y trato de no automatizar, de escuchar a mis compañeras como si fuese la primera vez«.
Tamara Jalif (actriz): «todo el tiempo intentamos tocar temas que incomoden, saber que palabras usar para que se puedan sentir reflejados quienes nos miran y con eso poder incomodar… justo mi personaje como yo, sufrió un abuso de parte de un familiar… y lo cuenta de forma similar a cómo lo viví, y pensé mucho en qué y cómo decirlo. Cuestión que cuando lo hice fue liberador para mí, y capaz hasta para alguien que lo esté escuchando«.
Así entre tanto kitsch, desnudos, chistes de petes, Perón y glitter, Sextario termina dejando un sabor agridulce en la boca y algunas preguntas en la cabeza. Aunque nunca se olvidan del delirio y la instantaneidad del happening, como nos recuerda el director y guionista Kayat: «Yo mi monólogo final no lo sé y nunca lo escribí«.
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