Médium: el material de las pesadillas

por | 17-01-2025 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

Narrativas fantasiosas para soportar el duelo

Médium (Oddity) es una extrañeza que tuvo su paso por festivales de género -como Sitges o el Buenos Aires Rojo Sangre– con muy buenas críticas. Un asesinato, un culpable potencial, una hermana psíquica y un Golem capaz de desentrañar el crimen son algunos de los elementos de este sano experimento audiovisual.

¿De qué va?

Dani (Carolyn Bracken) llega a una remota casa de campo donde vivirá con su marido, quien trabaja como médico en un hospital psiquiátrico. La aparición de un extraño durante la noche, vaticinando que alguien está dentro de la casa, finaliza con Dani brutalmente asesinada. Poco después del asesinato, el sospechoso aparece muerto. Un año después Darcy (interpretada también por Carolyn Bracken), la hermana ciega de Dani, comienza a sospechar que hay más en el asesinato de su hermana de lo que la gente cree.

El universo tiene maneras extrañas de obrar. El mismo día que fallecía David Lynch se estrenaba en cines argentinos Médium, una obra que tiene muchos puntos de contacto con el director de Twin Peaks.

Damian Mc Carthy con su segundo largometraje logra conectar con algo primitivo, con el material del que están hechas las pesadillas. Cómo si fuese Lost Highway, la película arranca con un desquiciado en una puerta intentando convencer a una mujer sola que lo deje entrar.

«Hay alguien con vos adentro de la casa» le dice. Y desde ese momento el gancho es definitivo. Médium es una conexión que trasciende lo puramente observacional, es una experiencia performática donde somos parte de una danza sensorial.

La mujer fallece, pero no lo vemos y avanzamos a un año después; la hermana de la fallecida -ciega y con una presencia casi espectral- aparece en el caserón para utilizar sus poderes con el más allá, y así entender qué le sucedió a su familiar.

Un Golem de barro, erguido y sin facciones es la herramienta, una masa amorfa sentada en el centro de una casa que esconde un secreto. El concuñado ya tiene una nueva relación, y la presencia de la psíquica lo incomoda por demás, sobre todo porque pasa tiempo a solas con su reciente pareja.

Médium no busca espantar a través de jumpscares o imágenes sorpresivamente morbosas. Va configurando a través de la extrañeza un rompecabezas que resignifica todo lo que creemos conocer. Las pausas en las conversaciones, lo no dicho o las incomodidades son las capas que van deshojando la respuesta a lo que sucedió.

La fotografía con una imagen opaca. sin mucho contraste ni color, se vuelve otro integrante de la casona. Nos encierra y nos quita el aliento. Las actuaciones, sobre todo la de Carolyn Bracken -que hace de ambas hermanas- suman a la visión del director, que logra estabilizar a favor todos los elementos de la puesta en escena.

Es cierto que podría durar algunos minutos menos, pero la cadencia repetitiva y monótona nos lleva a un estadío casi hipnótico, que -de haber conectado con la obra- no nos apesadumbra el recorrido. Lo mismo con la pereza escritural con ciertos personajes, que desde el inicio parecen tener el cartel de «culpable» sobre sus cabezas.

Médium es una obra exacta y precisa en su búsqueda, una experiencia que -de conectar con ella- logra introducirse en nuestras cabezas por días. Un involuntario homenaje a David Lynch, y una alegría cinéfila en épocas de malaria autoral.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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