Vuelven los Cazafantasmas… TODOS
Son tiempos de nostalgia, de mirar el pasado con una sonrisa algo cansina. Parece no existir un lugar de comodidad hoy. Por eso se vuelve a traer a las fórmulas de antaño, en una suerte de re-cuela (como nos enseñó las últimas Scream) donde el presente, el pasado y el futuro se fusionan. En este caso, para combatir espectros. Esto es Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma.
¿De qué va?
La familia Spengler regresa al lugar donde empezó todo -el icónico cuartel de bomberos de Nueva York- para formar equipo con los Ghostbusters originales, que han desarrollado un laboratorio de investigación ultrasecreto para llevar la caza de fantasmas al siguiente nivel. Pero cuando el descubrimiento de un antiguo artefacto desata una fuerza maligna, los Ghostbusters nuevos y originales deben unir sus fuerzas para proteger su hogar y salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo.
Ghostbusters: el legado fue la manera de olvidar la remake con mujeres, una forma de apostar a seguro y volver a ese clásico de los ochenta. Y lo hizo retomando el espíritu y personajes principales.
Luego del relativo éxito del reflote, hubo que acomodar los elementos para ir aún más allá. En la película de 2021, dirigida por Jason Reitman -hijo del director original-, teníamos una construcción narrativa basada en la hija y nietos de Egon Spengler.
Al final, aparecían los otros tres compañeros para despedir a su genio espectral en una suerte de homenaje que poco tenía que ver con la diégesis dramática.
Pero funcionó.
La gente adoptó a la nueva familia y NECESITABA saber más de los miembros originales. Así arranca Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma, mostrando una nueva formación de los Cazafantasmas con la pata Spengler viviendo en Nueva York, en el famoso edificio bomberístico.
No sabemos cuando, cómo o porqué, pero los cuatro miembros (madre, hija, hijo y novio-marido) ya tienen los trajes, el famoso vehículo, el conocimiento total del proceso y experiencia trabajando en eso de cazar espectros. Una suerte de salto del verosímil que se permite desde el sentimiento nostálgico.
Pero no sólo eso… los originales tienen una gran participación en esta parte dirigida por Gil Kenan.
Winston Zeddem (Ernie Hudson) y Janine Melnitz (Annie Potts) están encargados de la fuerza Ghostbuster, que es mucho más grande de lo que recordamos. El dinero viene de Winston, y algunas decisiones polémicas también.
Peter Venkman (Bill Murray) es un consultor externo experto, que proporciona ayuda cada vez que se requiere y Ray Stantz (Dan Aykroyd) sigue teniendo su tienda de artículos esotéricos. No sólo adoptó a Podcast (que conocimos en la película anterior), sino que además es el que pone en movimiento la trama con la aparición del objeto que lo destruirá todo.
Los originales se fusionan con los nuevos en una suerte de Avengers de la nostalgia. Una cantidad de personajes gigantesca que conspira un poco con la historia, algunos parecen estar sobrando. Si a eso le sumamos que hay cameos de muchos personajes de la primera y segunda original… tenemos una fiesta del recuerdo.
Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma tiene buenos efectos visuales y buenos climas terroríficos en algunas partes. Situaciones que recuerdan a la primera película, un milagro del cine para pequeños. Los momentos graciosos funcionan (sobre todo por el buen hacer de Paul Rudd y Kumail Nanjiani) y cada personaje tiene su momento.
Pero son taaaaantos los que se paran frente a la cámara que muchas veces se terminan cayendo en arbitrariedades que demuestran que se hizo una cuenta matemática sobre cuanto tiempo debía durar todo, desprendiéndolo de lo que requería la historia. ¿Por qué se insitió con Finn Wolfhard cuando su hermana -interpretada por Mckenna Grace– tiene un montón por contar?
Está claro que el plan es continuar, se huelen los spin-offs y las búsquedas comerciales. Sin embargo, la historia funciona, y la película logra transportarnos a un lugar donde todo era mejor. ¿Capaz era mejor hacer algo más transicional y romper todo en una tercera parte?
Lo importante es que quienes conozcan la historia (y los que no también) van a poder pasar un buen momento en la sala del cine. Conectando con esa personita que se sentó hace más de 30 años atrás.
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