Con los animalitos, ¡No!
James Gunn, antes de pasarse al medio contrincante, cierra su trilogía sobre el grupo de underdogs espaciales definitivos. Y mientras que algunas películas bajan su calidad a medida que lanzan secuelas, esta tercera parte parece envejecer tan bien como un buen vino. Es el fin, en Guardianes de la Galaxia Vol. 3.
¿De qué va?
La querida banda de Guardianes se instala en Knowhere. Pero sus vidas no tardan en verse alteradas por los ecos del turbulento pasado de Rocket. Peter Quill, aún conmocionado por la pérdida de Gamora, debe reunir a su equipo en una peligrosa misión para salvar la vida de Rocket, una misión que, si no se completa con éxito, podría muy posiblemente conducir al final de los Guardianes tal y como los conocemos.
Cuando una película te interpela a niveles personales es muy complicado mantener el halo de objetividad. El arte audiovisual -con sus imágenes y sonido-, es el vehículo perfecto para canalizar y proyectar sobre la pantalla nuestros miedos, inquietudes, amores, risas y llantos. Y aunque muchas veces se pondera eso sólo en los estrenos «artísticos», es algo que sin duda este blockbuster logra con precisión.
Guardianes de la Galaxia Vol. 3 es una película sobre Rocket Racoon (voz de Bradley Cooper), es una película sobre la familia y es una película sobre el perdón. Claro… hay muchas luces de colores, disparos, escenas de acción y chistes efectistas pero su espíritu tiene otra búsqueda. Al final del recorrido, se siente como la experiencia de ver la Pinocho de Guillermo del Toro: algo de lo que ocurre te hace conectar con un sentimiento profundo y que te lleva a lugares donde dejas de lado las defensas y te metes de lleno en lo que se ofrece (a.k.a.: terminás a moco tendido llorando mientras pasan los créditos).
Volviendo: el protagonista es Rocket (a pesar de pasar más de la mitad del metraje inconsciente) y su orígen. Una carta que si lees los comics también se muestra muy adelante en el tiempo. Todos son risas y altanería hasta que buceamos sobre cómo llegó un animal a ser uno de los constructores más efectivos del mundo. Y mientras vamos y venimos con su pasado, se van desentrelazando esos conflictos por explotar del resto de la banda.
Porque Peter Quill (Chris Pratt) sigue deprimido por lo que sucedió con Gamora (Zoe Saldana), y el resto del equipo intenta ser el soporte emocional… como en la saga de Rápidos y Furiosos, todo termina siendo sobre «La Familia». Y en el medio de todo esto aparece finalmente Adam Warlock (Will Poulter), un personaje muy recurrente en los comics y que acá tiene una suerte de (silencio incómodo) downgrade.
Desde ese momento todo se convierte en una lucha contra-reloj por ayudar a Rocket. Pero también una aventura espacial y un testamento sobre la burocracia. Mientras que los colores se reproducen a montones con una saturación que nos maravilla, por detrás aparecen algunas críticas sobre el poder la humanidad y de la imaginación.
Gamora vuelve a la carga al igual que los Ravagers, el equipo que aparecía en el volúmen anterior comandados por Sly Stallone. Ellos formarán parte de los Guardianes por un rato para llevar a cabo un asalto y haciendo que de repente la película se convierta en una sobre atracos en donde algunos cameos de la historia del director hablan a los gritos que buscaba despedirse a lo grande.
Y luego lo más pesado: el centro de la historia es sobre perder a una familia y descubrir que la voracidad del ser humano para adquirir conocimiento (aún a costas de experimentar y desechar otros seres sintientes) llevó a un megalómano mesíanico a crear una comunidad y a un planeta muy similares a la Tierra pero más… animalado. Y lo que podría volverse gracioso, se va oscureciendo hasta un final donde todo el tiempo parece decirnos: «es posible que mucha gente la quede en esta película».
Esta tercera parte de Guardianes requiere que hayas visto el Especial de Navidad. Porque los nuevos personajes ya están establecidos y forman parte de la dinámica mientras que otros siguen desarrollándose: ya sea bebiendo del néctar de su material de origen historietístico, o forzando la adaptación para ir a otro lugar parecido pero a la vez muy diferente.
Si amás a los animales cuando salgas de la sala vas a ir a abrazar fuerte a tu mascota; y si no la tenes podes adoptar de un refugio que hay muchas esperando (sobre todo lxs más viejitxs). Pero además, cuando tengas que dejar la butaca (luego de pisar pochoclo y que te quede pegado bajo las zapatillas) vas a pensar «capaz vi una de las mejores muestras de lo que puede dar una película sea del género que sea», porque después de tantas caídas en la Fase 4 la última película de James Gunn en el MCU demuestra que Disney tiene que confiar y darle libertad a sus creadores para seguir interpelando y creando mundos a través de 24 imágenes por segundo, mundos que nunca vamos a olvidar.
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