Vuelve Riley, con algunos años más y nuevas emociones

Intensa-Mente (Inside Out) logró algo que parece natural pero es complejo: luego de que Pixar haya puesto a hablar a muñecos, autos y animales llegó el momento que hablen las emociones, y así conocimos a Alegría, Tristeza, Furia, Temor y Desagrado. Ahora, nuevos personajes aparecen para moldear la personalidad de Riley, en Intensa-Mente 2.

¿De qué va?

Riley estrena entrar en la pubertad justo cuando el cuartel general está sufriendo una repentina demolición para hacer sitio a algo totalmente inesperado: ¡nuevas emociones! Alegría, Tristeza, Furia, Temor y Desagrado, que llevan mucho tiempo realizando una operación exitosa, no están seguros de cómo sentirse cuando aparecen Ansiedad, Envidia, Ennui y Vergüenza.

Pixar consiguió nuevamente pasar con hidalguía el tránsito de dar a luz una secuela de una película exitosa, atrás quedó el regusto amargo de Cars 2; si existe una buena idea para una continuación la materialización estará a la altura.

Riley, aquella niña guiada por la Alegría (personificada como una suerte de Campanita sobre saturada de colores y energía) que conocimos hace algunos años, llega a la pubertad… y nada será lo mismo.

Intensa-Mente 2, como su predecesora, está repleta de buenas ideas. Ideas que por su complejidad se sienten incluso mejor trabajadas al verlas traducidas a personajes o acciones. ¿Qué tan difícil puede ser traducir cincuenta años de psicoanálisis en una película para chicos?

Pixar lo hace ver sencillo.

Sin embargo, estamos frente a la película menos «para chicos» de la compañía. La profundidad de los sentimientos de los personajes y los conceptos vertidos, la convierten en material para adolescentes que tengan cierta nostalgia por su pasado reciente.

O padres pidiendo ayuda a gritos para atravesarlo.

La pubertad de Riley cambia el ecosistema de su cabeza, y presenta a nuevos personajes. Ansiedad es la voz cantante, seguida en importancia por Vergüenza. Envidia y Ennui.

La aparición de Ansiedad se siente algo exagerada, pero ayuda a poner el foco en estos tiempos sobre-productivos en donde debemos estar a la altura de todo, teniendo todos los escenarios posibles contemplados. Envidia funciona como una suerte de lugarteniente, y al igual que Ennui se dispersan bastante.

Vergüenza, quizás el sentimiento más poderoso de esa edad, brilla. Y lo hace en un juego de relación con Tristeza, donde ambos salen beneficiados y se potencian.

Lo que se pone en cuestión es la relevancia del momento histórico para la protagonista, y cómo afectará toda su vida en el futuro. Nuevamente, eso responde más a un modelo estadounidense donde la escuela se vende como una «preparación para la vida» que lleva a que te defina completamente.

Pero quizás lo más interesante son todos los conceptos que se desprenden a partir de que el botón rojo de pubertad se enciende.

La familia como espacio de contención, la amistad frente al que dirán, la necesidad de formar parte, la construcción de la personalidad, la negación de los gustos aniñados, los secretos oscuros y una noción holística de la complejidad del ser humano.

Todo esto enmarcado en un show visual de excelencia: los colores, las texturas, las ideas visuales… todo está llevado a un extremo de perfección algo apabullante. La mezcla en ciertos momentos con otras estéticas parece redoblar la apuesta en objetivos a lograr.

Y también hay lugar para chistes más coyunturales, como la granja de trolls de Ansiedad para crear escenarios posibles en la cabeza de Riley.

La frutilla del postre la entrega el gran trabajo interpretativo para llevar conceptos de alto nivel cómo la personalidad, la conciencia, los sentimientos reprimidos, el recuerdo nostálgico, entre otros, a imágenes lúdicas pero a la vez efectivas.

Intensa-Mente 2 es una película para adolescentes y padres, una montaña rusa de imágenes y conceptos con muchos momentos de humor, pero por sobre todas las cosas de humanidad. Salir del cine y pensar «¿cómo podemos llevar a una pre-adolescente a una situación de tanto stress?» se siente como una buena manera de consumir un producto audiovisual ATP.