¿De qué va?
Nicola (Diego Peretti), un excéntrico ladrón de guante blanco que, como Papá Noel lleva una barba blanca y un gorro rojo, se dispone a realizar un atraco en la víspera de Navidad. Elige una casa de San Isidro, en la que sorprende a Kira (Natalia Oreiro), Juan (Esteban Bigliardi) y a su mejor amigo Cachete (Pablo Rago), en una incómoda e inesperada situación. Nicola procede a esposar a todos los presentes pero el atraco se complica cuando se encuentra con Alicia, la pequeña hija del matrimonio, quien apenas lo ve le extiende una lista de deseos…
Si uno lee la sinopsis puede pensar que es una suerte de comedia de situaciones con algo de corazón… bueno, diría el Comandante Ackbar: «¡Es una trampa!». Cuando arranca el relato vemos a Kira fumando un cigarrillo, con un hombre en la cama de su habitación. De ahí pasamos a Nicola, que se mete al lujoso complejo en donde se encuentra esta pareja para llevar a cabo un hurto de guante blanco. Pero cuando está por entrar desde el balcón, sale el hombre de la cama a medio vestir que se descubre como un amante de Kira, que salió disparado al llegar Juan (el marido) al hogar. Nicola lo obliga a punta de pistola a ayudarlo a llevar a cabo el hurto y arranca el juego.
Claro que al instante descubrimos que Cachete, el pata de lana, es en realidad el mejor amigo de Juan. Ya desde ahí podríamos tener una suerte de comedia de enredos europea, medio de Alex de la Iglesia, con un ladrón carismático y un entorno que van revelando sus cartas a medida que avanza la historia.
Pero no…
Porque alguien toca la puerta, y con total desdén Nicola dispara, matando al instante a quien tocaba: una mujer que parecía la encargada de cuidar el hogar. Ahí la cosa se enturbia cuando el ladrón descubre que hay alguien más en la casa: Alicia, la hija del matrimonio. Nicola en lugar de asesinarla, decide cumplirle una lista de deseos. Entonces allí se empiezan a descubrir secretos escondidos que involucran: sexo, homosexualidad, drogas, abusos, violencia de género, violencia doméstica, asesinatos…
Lo que parecía sólo un típico robo a una familia de clase alta argentina, se convierte en una ficción más rica que la muerte de Nisman. Dónde una sexualizada Natalia Oreiro actúa exageradamente como una de las actrices hollywoodenses del cine Noir, Pablo Rago hace de Pablo Rago, Diego Peretti la rompe (y es el único que parece entender COMPLETAMENTE el tono de la película) y Esteban Biligardi sobreactúa teatralmente a un sorete de marido de esos que queres cachetear ni bien conoces.
No se puede contar mucho para no spoilear, pero cuando crees que ya es mucho: alguien asesina a sangre fría sin remordimiento a otra persona, todxs bailan drogados una canción italiana de los 60s, Kira dice «los pezones no mienten» y besa a quien no debería, la película se ríe / crítica (elija su propia aventura) al servicio doméstico y su relación con quienes contratan, uno pregunta «¿pero vos no eras gay?», alguien camina por las paredes…
La noche mágica es una suerte de Frankestein, que se mantiene básicamente por la interpretación cínica pero de buen corazón de Peretti, la belleza hegemónica de Oreiro (que se anima a algo parecido a la desnudez) y por el constante volanteo a un lado del otro de la ruta mientras vas manejando en el relato. No se aconseja cerrar un segundo los ojos, porque no sabes qué te vas a encontrar…
El final, que medio se va adivinando a medida que conoces a los personajes, termina sellando una pregunta en quien miró completa la película «¿por qué no tomaron un sólo camino y lo alimentaron?». Con situaciones divertidas, otras muy efectivas de humor negro, momentos de cringe extremo, otras tantas situaciones fallidas y un número musical sacado de la galera, La Noche Mágica es un extraño batido milkshake de mil ideas que al mezclarlas pierden su sabor.
Me gustooooooo!!!
Una película diferente sin duda!! que bueno que te haya gustado!!! 😀