Alexandre Aja se une a Halle Berry en post-pandemia
El cine, como arte y vehículo de las preocupaciones de la sociedad, está viviendo un tiempo de post-pandemia. Mientras las salas luchan por volver a enamorar a un público que dejó de salir a la calle, las narrativas retoman a los zombies y al miedo sobre el fin del mundo. Allí aparece Alexandre Aja para mezclarlo con religión y estrenar No te sueltes.
¿De qué va?
Mientras el mal toma el control del mundo más allá de la puerta de su casa, la única protección para una madre y sus hijos gemelos es su casa, y el vínculo protector de su familia. Mientras necesitan estar conectados en todo momento, incluso atándose con cuerdas, se aferran unos a otros, instándose a nunca soltarse. Pero cuando uno de los niños cuestiona si el mal es real, los lazos que los mantenían unidos se rompen, desencadenando una aterradora lucha por la supervivencia.
Alexandre Aja es uno de los grandes autores de nuestra generación. Con Haute tension, Furia, Horns, The Hills Have Eyes o Crawl, siempre sabe cómo incomodar y ofrecer algo más al género del terror.
Mientras el mundo se acomoda a la pandemia del virus COVID-19, comienzan a aparecer relatos que intentan retratar -a través de la ficción- los miedos propios de una época. Podría verse a Halle Berry, la madre protagonista, como una persona intentando luchas contra las fake news. O ser la generadora de una.
No te sueltes retoma la idea de un mundo que se fue al demonio, pero con un asidero más en lo religioso y apocalíptico. La fe es la única razón y solución, mientras que las reglas se atañen a eso: creer o reventar. Cómo sucedió durante la pandemia.
Aja juega un juego donde todo tiene una doble lectura. Y aunque al principio es un juego interesante, se estira y contradice tanto que la duración le juega en contra. Con 100 minutos, que podrían haber sido 85 o 90, tanto ida y vuelta perjudica al tono y espíritu de lo narrado.
Halle Berry hace lo que sabe hacer, y los niños que interpretan a sus hijos (Matthew Kevin Anderson y Christin Park) secundan a la altura. Una vez establecido el verosímil y las reglas, todo queda en manos de las actuaciones y la relación entre los personajes.
La utilización de la casa antigua en el bosque espeso recuerda al cine de Tim Burton, permitiendo un espacio que convive entre la realidad y lo teatral. Aunque es una zona pequeña, crea un universo a su alrededor que -hacia el final- se desinfla por sus propias decisiones.
Mientras que la Knock at the cabin de M. Night Shyamalan mostraba sus cartas a mitad del relato, y desde allí crecía con un camino allanado; No te sueltes juega demasiado a ocultarlas, haciendo que uno se aburra de tanta contradicción.
Sin embargo Alexandre Aja sabe lo que hace, y las secuencias de terror logran incomodar y dejar imágenes potentes. La utilización de una paleta desaturada y con tendencias a lo verde, nos lleva a un mundo casi sepia desprovisto de toda esperanza.
No te sueltes cae en el tecer acto, cuando mezcla los universos del afuera y el adentro; al romper la ceremonia religiosa y de fé, y exponer a los personajes al mundo exterior. Pero no deja de tener un lindo camino terrorífico, pavimentado de secuencias pesadillescas.
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