Venom: El último baile – Disfrutando en un pelotero

por | 24-10-2024 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

Se cierra la trilogía del Protector Letal

En 2018, cuando se estrenó Venom, nadie imaginaba que un personaje secundario del mundo de Spider-Man se convertiría en una trilogía seis años después. Con sus tropiezos, mil intentos y algún que otro invento, la historia de Eddie Brock está llegando a su fin en Venom: El último baile.

¿De qué va?

Eddie y Venom están huyendo. Perseguidos por sus dos mundos y con la red cerrándose, el dúo se ve obligado a tomar una decisión devastadora que levantará el telón del último baile de Venom y Eddie. 

El avatar oscuro del arácnido es uno de los favoritos de toda una generación que se desarrolló luego de la época oscura de los cómics, en los noventa. Allí se desarrollaron nuevas maneras de llevar a cabo el heroísmo, con personajes grises y violentos que no dudaban en asesinar para lograr su objetivo.

Así fue tomando relevancia en las diferentes adaptaciones de Spider-Man, llegando a ser mundialmente conocido (y memeado) en la tercera parte de las adaptaciones de Sam Raimi, interpretado por Christopher Grace.

Cuando Sony vio que la llegada de un nuevo arácnido al mundo del MCU (Marvel Cinematic Universe) revolucionó la taquilla, decidió hacer un acuerdo para poder usar personajes de esa franquicia por separado de lo que hacían en Disney. Y así nació esta versión con Tom Hardy.

A pesar de no levantar grandes expectativas, la primera película en solitario del simbionte funcionó en taquilla, llevando a una segunda parte donde trajeron también a Carnage, interpretado por Woody Harrelson.

Venom: El último baile es el final de una etapa. Retoma cosas de su antecesora introduciendo a Knull (interpretado por Andy Serkis), un villano reciente de los cómics y que se hizo conocido por la saga «El rey de negro». Una entidad antiquísima responsable de la creación de los simbiontes.

Esa es la excusa argumental para que Venom y «su creador» se enfrenten indirectamente, a través de una suerte de perros alienígenas gigantes, incapaces de ser destruídos y mortales en su accionar. Un imposible a la medida de la franquicia.

Es que la saga de Venom, y todas las de Sony, tuvieron siempre el problema de «vender» su contenido desde el lugar de «consumo para adultos», cuando claramente (y como ya entendió Disney) el público objetivo son niños.

En este caso, la estructura responde a ese verosímil: el guión es arbitrario y simple. Las decisiones del protagonista están forzadas para que algo pase que haga avanzar la historia, mientras que las «herramientas» aparecen de la nada de manera random y cero justificada.

Pero es divertida. Muy divertida. Siempre está pasando algo, aunque no tenga sentido. Es la sensación de estar en un pelotero y que sucedan sorpresivos acontecimientos mientras no podemos parar de reírnos siendo niños.

Entrando en ese código la estructura es clara: se expande la saga al espacio, olvidándose de lo multiversal y dejando claro que lo que sucede en este universo es diferente. Aparecen nuevos simbiontes que hacen poco y nada, y dejan abierta la puerta para un posible regreso del villano. La cosa sana.

Tom Hardy logra una mejora en su relación con el simbionte, seguramente tranquilo ante la falta de Michelle Williams (que opaca todo lo que la rodea). Los personajes secundarios son olvidables, pero se siente desacertada la utilización del actor Chiwetel Ejiofor, que ya apareció en varias del MCU como Mordo.

Venom: El último baile es una experiencia pasatista y efectiva. No se le puede pedir profundidad o escala dramática, se apalanca en lo lúdico y las luces de colores, en la lógica de buddy-comedy de Hardy con el alien, y en secuencias que se disfrutan en una sala de cine con pochoclos.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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