Todos y todas, a desafiar la gravedad
Las películas musicales son una rara avis de la cinematografía actual. Con un momento de alza durante la edad de oro del audiovisual, hoy están relegadas a algunas producciones por año. Pero la llegada de Wicked, uno de sus estandartes más reconocidos a nivel mundial por su paso teatral, vuelve a poner a este género bajo el reflector. ¿Estará a la altura?
¿De qué va?
Wicked, la historia no contada de las brujas de Oz, está protagonizada por Elphaba, una joven incomprendida debido a su inusual piel verde, que aún no ha descubierto su verdadero poder, y como Glinda, una joven popular, favorecida por el privilegio y la ambición, que aún tiene que descubrir su verdadero corazón.
El cine es, a la postre, un bonito espectáculo de luces y sonidos. Una experiencia inmersiva en donde se construyen universos, una ventana a mundos imposibles. El subgénero musical, durante mucho tiempo, fue la insignia de esta búsqueda; pero como el western, se fue apagando con los años.
Hace algún tiempo Gregory Maguire escribió una historia en el universo de El mago de Oz. El relato permitía entender un poco más el pasado de la Bruja mala del oeste, y terminaba resignificando todo lo conocido en la narrativa principal.
Esto creció hasta convertirse en un musical de Broadway, que se mantuvo con éxito durante muchísimos años. Y luego de varias adaptaciones de las otras obras dentro de esta franquicia, es momento de ver la precuela del mentiroso mago.
Jon M. Chu (Jem and the Holograms, Crazy Rich Asians, In the Heights) dirige conociendo el paño. Con experiencia en el género musical y una sensibilidad notoria, suma a Cynthia Erivo (Elphaba) y Ariana Grande (Galinda) como protagonistas. Y funciona.
Wicked – Parte Uno es un espectáculo audiovisual absoluto. El arte, los colores, las coreografías, las canciones… todo se conecta de manera coherente y potenciada. La extrema longitud (casi tres horas) no va en detrimento de lo que se cuenta, si te gustan este tipo de películas.
El mundo que se genera se nota distintivo, único y también cercano. Los sets se alejan de la idea de una pantalla verde, hay un sentimiento de «realidad» que lo conecta todo. Los personajes son diferentes y las dinámicas entre ellos fluyen.
¿Hay un marcado acento? Sí, la película toma el tono de la obra original, haciendo que todo sea más exagerado. En esa búsqueda, el personaje de Grande termina siendo mucho más sobreactuado que el de Erivo. Sin embargo, algo alquímico sucede y funciona.
Todas las líneas argumentales se van desarrollando, dejando algunas más relegadas que otras. Suponemos, tendrá que ver con el «To be continued» del final. La dirección precisa de Chu y lo bien ejecutados que están los momentos musicales ayudan a mantener el ritmo, mientras que el buen uso de vfxs nos invita a formar parte de este mundo mágico.
Wicked – Parte Uno es LA película espectáculo de este año. Un reverdecer de un subgénero fuertemente audiovisual, que aprovecha al máximo las herramientas del dispositivo. Un relato que habla de superarse, de ser empático, de pensar en el otro, de saber perdonar…
Así que mientras salimos del cine cantando a los gritos, nos ilusionamos con un final que conecte con El mago de Oz y convierta a esta franquicia en un clásico. Como lo es la película original.
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