Si diez años después te vuelvo a encontrar… «Glass», «Creed 2» y «Mary Poppins Return»

por | 22-01-2019 | Análisis, Cine, Cultura Pop | 0 Comentarios

¿De remakes o secuelas?

El meme de Robin Williams despertándose después de mucho tiempo en Jumanji y preguntándose en que año estamos se puede aplicar a cualquier momento de estos últimos años cinematográficos. La secuelitis aguda, la falta de ideas nuevas o la necesidad del negocio de ir a lo seguro fue cerrando el abanico de nuevos emergentes; si a eso sumamos que hoy solo existen tanques o películas ultra independientes el panorama parece desolador.

Pero siempre  hay una ventana, porque todo es posible hasta lo imposible…

Entre superhéroes y adaptaciones de literatura Young Adult se destaca una tendencia que se fue consolidándose con los años: las remakes casi plano a plano de los clásicos «intocables». ¿La explicación? Usar conceptos reconocidos para las nuevas generaciones (con la consabida posibilidad de abrir una nueva franquicia) y a la vez apelar a la nostalgia de aquellos contemporáneos a la obra original. ¿Caso modelo? The Jungle Book , de Jon Favreau.

Pero otro modelo fue gestándose: las secuelas que son remakes.

Supercalifragilisticexpialidocious

Esta semana se estrena en cines Mary Poppins Return, el regreso de uno de los íconos musicales infantil más recordados. ¿Qué cuenta la historia? La niñera no-muggle más conocida de todas decide volver luego de 30 años para cuidar a la familia de uno de los nenes protagonistas de la historia original. A las claras entonces es una secuela, una continuación clara de una historia canónica. Pero lo que hacen es repetir secuencia a secuencia el material original, cambiando las canciones pero manteniendo el tono y el espíritu de la escena (además de los vfx’s mejorados que da esta era) y siendo lo suficientemente pillos para traer a los actores originales en roles que le correspondían a otros actores en el clásico (no vamos a spoilear, pero sería el caso del dueño del banco). O sea, los actores originales vuelven, pero no haciendo el papel que les correspondería (¿porque deberían estar muertos?) sino reversionando papeles que tomaron otros en la obra original.

¿Medio enreversado, no? Pero hay algo que funciona… si realmente amás la película original, la experiencia es conocida pero a la vez nueva. Es como ir en una montaña rusa, sabiendo que el cinturón de seguridad está bien puesto y más o menos conoces la experiencia… la adrenalina cuando baje la vas a vivir igual. Algo similar se le criticó a Star Wars: The Force Awakens acusándola de ser una copia de Episodio 4, pero que a su vez floreció en una nueva saga con personajes nuevos y muy queridos (¿o van a negar el amor por Rey?).

Un golpe de nostalgia

Este cambio a las nuevas generaciones se ve más claramente en Creed 2, la nueva película de la saga de Adonis Creed el personaje que resulta ser hijo del mejor amigo del semental italiano… aquel que fue asesinado por Ivan Drago en la maravillosa Rocky IV. La primera parte funcionó sobre todo por el tufillo a nostalgia (aceptando el hecho que Rocky Balboa, la última de la saga del boxeador es hermosísima y un cierre más que digno) y por el morbo de ver si funcionaba o no. La taquilla dio luz verde para una segunda parte, y si la primera tenía una estructura similar a Rocky, ésta segunda bebe directamente de Rocky IV convirtiéndola en una secuela directa de aquella más que en una secuela de Creed en sí misma.

¿Medio enreversado, no? Lo cierto es que la película se hace cargo de eso, y le dedica más tiempo al personaje de Donnie que a Rocky (aunque Sly Stallone se lleva todas las miradas) y si eso no es suficiente, interpela al espectador hacia el final cuando Creed quiere subir con Balboa al escenario y éste lo mira diciéndole «no, ahora es tu momento»… casi casi que le falta mirar al público diciéndole «vieron como le paso la antorcha, ¿n0?». Pero es tan fuerte el vínculo con la saga de los 80s, que uno termina encariñándose también con los nuevos personajes, queriendo saber más de ellos… algo similar a lo que sucedía con Episodio 7.

La secuela menos pensada

El caso de Glass, la nueva película del indio M. Night Shyamalan es por demás extraño… en el año 2000 (antes de tooooooda la batería de películas de superhéroes que habitan la pantalla hoy) decidió hacer una suerte de drama familiar con tintes comiqueros, que ahondaba muy poco en los «poderes» y más en la psicología de los personajes y en un «universo real» en donde podrían florecer este tipo de personajes. Unbreakable (la película en cuestión) se convirtió en algo de culto, ayudado por la cantidad de datos duros sobre el arte en viñetas que ostenta.

En 2016, Shyamalan estrena Split y en la escena post-créditos rompe la redes sociales mostrando al personaje de Bruce Willis (protagonista de la película del 2000) y uniendo ambas cintas, con dieciséis años de diferencia, en el mismo universo. Dos años después, y mucho hype mediante, se estrenó el cierre de la «trilogía». ¿Pero responde a esa estructura? ¿Es una secuela de Split, de Unbreakable, de ambas?

Glass se encuentra dividiendo opiniones, pero analicemos un poco los hechos: si la película responde a ser una secuela directa de la película del 2000, por el momento en que fue estrenada y por su tono debería alejarse del mundo comiquero del Marvel Cinematic Universe (MCU) o del DC Extended Universe (DCEU); si fuese una secuela directa de Split, debería alejarse también del mundo comiquero y descansar en un género más de thriller policial. ¿Entonces por qué tanto veneno? ¿Por la sobre explicación? ¿Por la falta de escenas de pelea espectaculares?

Vivimos en tiempos post-Avengers: Infinity War, ese es el paradigma / búsqueda final en el género. Y todo lo vamos a interpelar con ese paradigma. Complicado es correrse de eso y encontrar otras formas de consumir el género, otros tonos, otros temas. Y más difícil aún es consumir una secuela de una película estrenada casi veinte años atrás.

Conclusiones Nostradamudescas

El entretenimiento y el consumo se van adecuando a lo que permiten los grandes estudios y las distribuidoras (que a fin de cuenta, son los que llevan la batuta), ciertas estrategias parecen básicas pero terminan siendo un bálsamo para los amantes de algunas sagas, y que permiten captar a nuevos fanáticos y fanáticas (quizás hasta los propios hijos e hijas) yendo a lo seguro, hacia aquello que amamos amar.

Ahora… si esto se convierte en la única herramienta para llevar gente al cine y se sigue cerrando el camino a nuevas historias y realizadores, tendremos tiempos oscuros por delante.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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