Trastornos del sueño, figuras siniestras, un mundo extraño y confuso y una protagonista femenina que tiene que salir de un círculo de ensoñación. Todo eso venido de la cabeza del director canadiense Anthony Scott Burns, que ya dirigió algunas cosas de género y además fue director de segunda unidad de The Prodigy (2019) y la adaptación del texto de Stephen King: In Tall Grass (2019), distribuida por Netflix. Esto es Come True, otra de las películas dentro de Hora Cero.

¿De qué va? Sueños oscuros preocupan a la adolescente rebelde Sarah. Con dificultades en la escuela y sin poder volver a casa, Sarah se siente aliviada de encontrar refugio en un estudio de sueño de la universidad. Con la esperanza de que esto finalmente la ayude a deshacerse de sus pesadillas, sin saberlo, se convierte en el canal hacia un nuevo y horrible descubrimiento.

Una película oscura, no tanto por su tono o trama, sino porque básicamente está hiper sub-expuesta, lo que hace complicado entender lo que está pasando. Este es básicamente el eje de esta obra canadiense: elementos narrativos, visuales y sonoros que confunden, nos precisan activos, presentes. Pero tampoco la historia es demasiado complicada o enrevesada.

Lo que se cuenta sobre Sarah es bastante simple, incluso se adivina el final desde el minuto 20 si ya consumieron películas de este género como el falso documental The Nightmare (2015), la película rusa Koma (2019), la yanqui Flatliners (1990) o incluso la versión Argentina original de ésta última: Alguien te está mirando (1988).
Esto se acompaña con sombras, una paleta azulada y que esconde todo, además de una música ominosa y gigantesca, al estilo Christopher Nolan, que se encuentra presente en todo momento hasta en los menos épicos del mundo. Esto agota y hace que todo se sienta más pretenciosa de lo que es.

Los conceptos funcionan, y si alguien vivió esa sensación es cierto que puede llegar a empatizar y sentir terror. Esos seres oscuros que persiguen a nuestros protagonistas terminan siendo efectivos al no explicar tanto. No así ese plano final con un texto siendo absolutamente literal para exponer la vuelta de tuerca.
El mundo del espacio REM se siente algo desaprovechado, teniendo en cuenta todas las posibilidades narrativas y audiovisuales que propone un lugar así. Pero desde el inicio, todo parece achicarse, ir hacia las sombras y un sonido que molesta e incomoda.

Otra obra más de un género no tan explorado, pero qué con grandes referentes se consolidó en el mundo del terror y el fantástico. Pero la posibilidad que Come True se nos olvidé al instante como los sueños al despertarnos es muy probable…