35º Festival de cine de Mar del Plata – Lúa Vermella (Red Moon Tide)

por | 26-11-2020 | Análisis, Cine, Reseñas | 0 Comentarios

Extraña, personal, hipnótica… la segunda película del director Lois Patiño nos mete de lleno de un mundo extraño, oscuro y rojo. Tan rojo como la luna y la sangre. Dentro de la sección Competencia Estados Alterados (bien elegida la categoría) se estrenó Lúa Vermella (Red Moon Tide).

¿De qué va? El tiempo parece haberse detenido en un pueblo de la costa gallega. Todo el mundo está paralizado aunque todavía se escuchan sus voces: hablan de fantasmas, de brujas, de monstruos. Aparecen tres mujeres, están tratando de encontrar a Rubio, un marinero que recientemente ha desaparecido en el mar

Directo desde Galicia y hablada en catalán, nos presenta un viaje ajeno a una estructura narrativa ficcional de occidente. La historia (si la hay) se va construyendo con imágenes pictóricas, que algunas veces tienen movimiento y otras no. Cuando en esos planos estáticos nace algún elemento con movimiento (ya sea una planta, un reflejo, una sábana, una cabra…) todo se resignifica y da una nueva lectura. Claro, no es una película para ver con pochoclo, es algo sensorial, más compañero de viaje iniciático a las partes más oscuras de nuestro inconsciente.

El trabajo sonoro hace la diferencia, todo está grabado aparte, haciendo que las imágenes se vayan realzando con un relato leído que a través de una cadencia muy propia y hasta musical te va llevando hacia el estómago de la bestia. Ojo, también puede que los cantos de sirena no te convoquen y despiertes rápidamente para huir, sabiendo que no es el tipo de película que queres ver. El uso de sonidos ambientes definidos y “ruidosos” en sus peculiaridades (viento, hojarasca, grillos) recuerdan mucho al uso que vemos del sonido en animes como Neon Genesis Evangelion (que potenciado con esos planos gran angulares compuestos, remiten directamente a esta gema oriental).

Desde lo gráfico, Muere, Monstruo, Muere (2019) puede ser una referencia para tener en cuenta: la capacidad de usar el espacio, las luces y el montaje interno del plano para darle belleza a algo que capaz lo tenga por si mismo, pero que se potencia a través de ciertas decisiones. La quietud de algunos de los personajes (todos y todas con sus caras en sombra sin poder saber cuál es su expresión y su realidad), el uso de los espejos, las sombras y las imágenes poéticas pueden ser tanto regocijo como aburrimiento. Nuevamente, dependiendo de tu estado de ánimo o qué buscas.

Porque en el fondo, todos tenemos algo de Casandra. Todos y todas sentimos que, como Rubio, le avisábamos a la gente que algo iba a ocurrir aunque no nos oigan y quedemos como dementes. Pero al final siempre sucede que alguien dice “tenía razón…”, y con la marea en baja y una luna roja podemos estar en paz con nuestro propio universo.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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