La psíquica y el loco
Llega a los cines la película de ¿terror? que muchos esperaban. Un asesino serial que ataca a sus víctimas sin estar presente, una investigadora con poderes psíquicos y mucho trabajo visual. Nicolas Cage vuelve a enloquecer en Longlegs: Coleccionista De Almas.
¿De qué va?
Lee Harker, una novata agente del FBI, ha sido asignada a un enigmático caso sin resolver de un oscuro asesino en serie. A medida que la investigación avanza, las pistas se vuelven confusas y las evidencias se ocultan en las sombras, esto hasta que Harker se dé cuenta de que un vínculo personal le une con el asesino y que debe actuar rápidamente para evitar otro siniestro asesinato.
La expectativa es un mal acompañamiento para los consumos culturales. Como todo arte, el cine es subjetivo y afecta diferente a cada espectador dependiendo su estado anímico o momento histórico. En ese sentido, el hype es mala palabra.
Longlegs: Coleccionista De Almas cosechó buenos comentarios incluso antes que alguien viese algo finalizado. Una tendencia común hoy día: intentar encontrar la gema antes que el resto del mundo.
La visión de su director Osgood «Oz» Perkins (un actor que evolucionó y realizó cosas como Gretel & Hansel -2020-) era motivo para comenzar a ilusionarse, además de la promesa de otra buena interpretación exagerada y border de Nicolas Cage.
Pero las expectativas terminaron siendo motivo de decepción.
Desde el aspecto gráfico hay poco que criticar: el ambiente opresivo y la fotografía algo grisacea y apagada permite crear un estado de ánimo particular. Logra armar su propio universo.
Desbalancea muchas veces los planos, o juega con el concepto de Longlegs (piernas largas) para no llegar a mostrar nunca al personaje de Cage en toda su dimensión. El tiempo interno de cada situación también acompaña cierta búsqueda coherente.
El problema es todo lo demás.
Maika Monroe (como la agente Lee Harker) es una persona con capacidades psíquicas y algo sociópata. La imposibilidad de empatía que genera, sumado a la pereza argumental de resolver las situaciones con sus poderes hace que nunca lleguemos a conectar con ella.
Por otra parte, todo es arbitrario: el momento histórico (entendemos que son los noventas por un insistente cuadro de Bill Clinton), la aparición del villano interpretado por Nic Cage, la resolución del conflicto, la explicación del antagonista, y otro gran etcétera.
Incluso busca «sorprender» con algunas vueltas de tuerca que de tan tiradas de los pelos termina parodiando negativamente el género que busca homenajear.
La falta de sutilezas a la hora de la violencia post-mortem nos hace imaginar cuánto mejor hubiese estado bajo la mirada de, por ejemplo, David Fincher.
Hacia el final nos encontramos con un sentimiento de tedio, aburrimiento y frustración. Porque hay algo ahí, hay en Longlegs: Coleccionista De Almas un gérmen de algo positivo y novedoso. Pero por impericia, o quizás cierta autocomplacencia de superado, no llega a buen puerto.
Ahora, si no van buscando «la secuela espiritual de El silencio de los inocentes» (por favor que falta de respeto) o «la mejor película de terror del año», puede que encuentren en Longlegs: Coleccionista De Almas una buena película de suspenso con algo de terror.
0 comentarios