El mundo mágico está de parabienes y un enamorado Dumbledore lo sabe
Finalmente se estrena (¡y en salas!) la tercera parte de la nueva saga desprendida del Wizarding World de J. K. Rowling, otrora creadora de Harry Potter. Lo que arrancó como la adaptación de un libro sobre criaturas mágicas se volvió una precuela al estilo Star Wars… ¡sean bienvenidos y bienvenidas a Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore!
¿De qué va?
El profesor Albus Dumbledore (Jude Law) sabe que el poderoso mago oscuro Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen) entró en acción para apoderarse del mundo mágico. Dado que no puede detenerlo solo, le pide al magizoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne) que lidere un grupo intrépido de magos, brujas y un valiente panadero muggle hacia una peligrosa misión, en la que encontrarán animales nuevos y conocidos y se enfrentarán a la creciente legión de simpatizantes de Grindelwald. Pero si hay tanto en juego, ¿cuánto tiempo podrá mantenerse al margen Dumbledore?
Durante siete extensos libros (sobre todo los últimos), el universo del mago más famoso abrió líneas que mostraban que había MUCHO MÁS allá del enfrentamiento con Voldemort. Sobre todo en el pasado. ¿Y qué mejor que sacar más dinero yendo allí?
Como en el anterior episodio, el protagonismo se reparte entre Newt Scamander (Eddie Redmayne) y Albus Dumbledore (Jude Law), con el agregado de una suerte de «Fuerza de choque mágica» entre los variopintos personajes que fueron ganando su espacio como secundarios de valor en la saga.
Todo se desprende de lo sucedido en la anterior película cuando Gellert Grindelwald (ahora interpretado por Mads Mikkelsen) le declara la guerra al mundo muggle y mágico por igual. Claro que, como toda facción déspota de derecha, va a tener ayuda en ciertos lugares de poder político que harán resquebrajar los cimientos en toda la comunidad mágica.
Las otras dos líneas argumentales que involucran a Dumbledore son: su historia de amor con Grindelwald y el origen de Credence Barebone (el hoy polémico Ezra Miller).
La primera está muy bien trabajada, no es burda ni remarcada y permite darle un backend interesante a los personajes. Hubo países orientales que censuraron segundos de una de esas escenas donde vemos la relación tortuosa y pasional de ambos.
¿La segunda? Bueno, hay una explicación y podemos decir que es satisfactoria… pero al ser explicada tan inicialmente hace perder fuerza al personaje de Credence, que desaparece bastante durante el relato. No tanto como otros…
Los animales fantásticos tienen menos participación (fueron reduciéndose desde la anterior), pero son importantes para el desarrollo y sobre todo el clímax de la historia. Aunque, los y las amantes de la saga van a querer haber visto más de los que acompañan a Newt, ya cada vez que aparecen llenan la pantalla de ternura.
¿Y Tina Goldstein (Katherine Waterston)?
Aquella que una vez fuera protagonista de la primera película junto a Newt, y que luego bajó su participación en la segunda, desaparece de un plumazo en esta tercera parte. Consecuencia -seguramente- de haberse proclamado en contra de los comentarios de odio trans que profirió J. K. Rowling y que demuestran el poder de ésta en el monopolio de Warner.
Quien escribe esto jura y perjura que la única escena en donde aparece e interactúa (al final) es CGI completo. Les invito a que la vean y saquen sus conclusiones.
Luego de una segunda parte muy floja, Animales Fantásticos: Los secretos de Dumbledore se configura como una película mejor contada y entretenida que su antecesora. Es una suerte de heist movie (el sub-género de robos producidos por un grupo de gente con diferentes talentos) que aprovecha las reglas del mundo mágico para tirar sobre el lienzo de la pantalla luces de colores y sorpresas al por mayor. También ofrece easter eggs para los amantes de la saga original del mago que sobrevivió y SOBRE TODO lo tiene a Jude Law, uno de los mejores actores actuales, al que se le cree todo.
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