El asesino: la obsesión como medida de autopreservación en tiempos de venganza

por | 14-11-2023 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

David Fincher + Michael Fassbender + un personaje oscuro = algo parecido al cine

El asesino, es el regreso de David Fincher al cine oscuro en una experiencia creada para los amantes del director, con un personaje metódico y obsesivo. Puede ser algo críptica para quienes buscan una película regular de acción, pero no deja de ser el resultado de una visión particular de un mundo. El mundo del creador de El Club de la Pelea, Pecados Capitales y La Red Social.

¿De qué va?

El asesino (Michael Fassbender) comete un error al cumplir un trabajo, y el cliente que lo contrató decide tomar represalias lastimando a un ser querido. Desde ese momento, el metódico asesino recorre el globo buscando a los responsables: el cliente insatisfecho, la persona que le dio el trabajo y quienes se metieron con su pareja. Y ninguno de ellos tendrá ni una chance de sobrevivir.

El hacedor de clásicos

En tiempos de fórmulas e historias anodinas, pocos realizadores y realizadoras logran atravesar el cerco y sortear el factor sedativo de películas que -como si de un encantamiento mágico se tratara- serán olvidadas una vez terminada su visualización. Uno de estos artistas es David Fincher.

Con una carrera constante, el director estadounidense de 61 años se encuentra hoy en el reducido podio de las personas a las que se le presta atención cuando estrenan una cinta. Ya sea en cines o en plataformas, como es este caso. Con una carrera iniciada en los videoclips y una ópera prima absolutamente caótica (Alien 3, 1992) Fincher logró atravesar ese primer desencanto a fuerza de clásicos y una visión coherente y constante.

Pecados Capitales (Seven, 1995), El club de la pelea (Fight Club, 1999), Zodiaco (Zodiac, 2007), La red social (The Social Network, 2010), Perdida (Gone Girl, 2014) son algunas de las gemas que pergeñó para la pantalla grande. Hizo lo propio en el mundo catódico con House of Cards (2013), Mindhunter (2017) y Love, Death & Robots (2019).

Con una propuesta estética clara y precisa, con la oscuridad como aliado y la composición milimétrica como bandera, la obsesión de David Fincher a la hora de imaginar sus universos es mayor aún que la del protagonista de su nueva obra.

De las viñetas fijas a las viñetas animadas

El asesino (The Killer) nació como un cómic de orígen francés publicado por Casterman -en Europa- y Archaia Studios Press -en Estados Unidos- creado por el escritor Matz (Alexis Nolent) y el artista Luc Jacamon. Matz también escribe para videojuegos, por lo que la novela gráfica tiene mucho del lenguaje cinematográfico.

En esta historia, que se desarrolló de 1998 a 2014 y luego tuvo una secuela que se sigue publicando al día de hoy, tenemos elementos propios del séptimo arte: flashbacks de antiguos asesinatos, backstory del personaje, y mientras que en el cómic la historia se desarrolla a través de ocho años, en la película se resuelve en una semana.

Pero las características base están ahí: un asesino metódico y obsesivo, capaz de asesinar a sangre fría con características del pulp y ciertos elementos del cine noir (en el cómic la figura de la femme fatale está mucho más presente).

Un camaleónico Fassbender

Por las características del personaje del cómic, Michael Fassbender no parecía la primera opción. Su porte lo empareja más con James Bond que con un asesino camaleónico que debe pasar desapercibido. Pero el buen hacer interpretativo del actor permite dejarnos creer por un rato que es una buena elección. ¿O no recuerdan cómo lloraban los más conservadores cuando eligieron a Michael Keaton de Batman y a Heath Ledger de Joker?

El factor noir se da por el uso de la voz en off constante del Asesino. Como si fuesen los cuadros de texto de un cómic, nos vamos metiendo en su cabeza a través de lo que piensa, que muchas veces se conecta con sus acciones y otras va totalmente al revés. Su voz interna parece ser una suerte de mantra que muchas veces obliga al personaje a cumplir lo que debe hacer aunque su cuerpo y expresión parezcan irse hacia otro lado. El uso de alias diferentes cada vez, con personajes de sitcoms de los setenta, le agregan una capa de ingenuidad y empatía que ayuda a realzar el valor amoral del personaje.

Lo metódico de cada accionar, y su explicación por medio de la voz en off le dan una cadencia rítmica al relato muy cercana al ASMR (una experiencia de euforia de baja intensidad que se desencadena por estímulos auditivos o visuales) o a la meditación, algo que escapa de lo visto últimamente en el género de asesinos o de acción. Si se busca algo similar a Misión Imposible o Rápidos y Furiosos, no va a ser el caso.

Sin embargo las escenas de acción existen y en el caso de una de ellas (la que se enfrenta con “El bruto”) excede la barrera de lo verosímil en el “mundo real”, logrando un efecto de espectacularidad desencajado de la normalidad tranquila que ofrece el resto de la narrativa. Allí puede volar Fassbender de una habitación hacia la otra, o atravesar una pared y todo se sentirá como plausible.

Marca de autor

David Fincher es un autor, capaz de tener una visión constante que logra unir cada una de sus piezas a pesar de sus especificidades. Y El asesino no es la excepción. El ritmo lento, la construcción ladrillo a ladrillo y la perfección en la composición crean un estadío extraño en el que creemos que todo se desarrolla a poca velocidad y cuando miramos el reloj ya pasaron cuarenta minutos.

Como si fuese una meditación, nos sumergimos y quedamos atrapados en el torbellino de perfección que propone el director. No existe una frase, un plano o un frame de más en el cine de Fincher.

El asesino no tiene la espectacularidad de otras obras, incluso se siente contenida a pesar de atravesar diferentes países. Sin embargo, consigue enganchar al espectador sin soltarlo hasta el final, algo anticlimático porque no existe antagonista capaz de vencerlo. Como sucede en Kill Bill Vol. 2 (2004) de Quentin Tarantino, estamos seguros que va a llegar a cumplir su destino y lo interesante de ver es cómo se llevará a cabo esa acción. Y la referencia no es gratuita, la conversación con La Experta (Tilda Swinton) tiene muchas conexiones con la charla entre Beatrix y Bill.

El asesino nunca explota, porque no es la búsqueda. David Fincher nos ofrece una visión particular de un asesino, menos performática y exagerada. Es un ser humano que tiene como trabajo terminar con la vida de objetivos que sus jefes le ponen, no le imprime un valor de moralidad o de discusión a eso. Y ese tipo de universos requieren correrse de lo pochoclero para llevarlo a un hábito de regularidad que se parece mucho a nuestro día a día. Y el director sabe cómo lograr ese equilibrio.

Con una actuación moderada y conservadora de Fassbender, unos climas tensos y que requieren total atención, unos títulos que gritan “década de los setentas” que nos ponen enseguida a tiro de la búsqueda estética, y la perfección técnica de David Fincher, El Asesino es una película para no dejar escapar, aunque sea en una pantalla chica al abrir Netflix.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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