Exorcismo: demonios rompiendo la cuarta pared

por | 28-06-2024 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

Russell Crowe vuelve a ponerse el traje de cura

Exorcismo es un experimento extraño; cómo Scream, busca mostrarse autoconsciente para desde allí pavonear con sus conocimientos del género e intentar generar terror. Pero a pesar de todo, algo falla. Un actor en decadencia, una película maldita y un demonio haciendo de las suyas.

¿De qué va?

Un actor con problemas empieza a desmoronarse durante el rodaje de una película de terror. Su distanciada hija se pregunta si está recayendo en sus adicciones del pasado o si hay algo más siniestro en juego.

Joshua John Miller es un director novel pero una búsqueda clara como guionista. Con Final Girls (2015) logró mezclar el espíritu de Scream, aprovechar un (nuevo) reverdecer del slasher y sazonarlo con un estilo rítimico de esta nueva era.

En Exorcismo, el director vuelve a repetir la fórmula. Pero algo falla.

No importa que Kevin Williamson (escritor de Scream) esté en la producción. La película arranca bien y luego se va desinflando hasta perder su esencia.

Pero todo parece ser un problema de estructura.

Russell Crowe se pone la película al hombro, pero su sutileza queda arrinconada ante una indecisión narrativa absoluta: ¿quién es el protagonista de la historia?.

Crowe es un antiguo héroe de acción que cayó en las drogas y el alcohol. La pérdida de su esposa fue definitiva para que esta estrella en ascenso se esfume.

Su hija (interpretada por Ryan Simpkins), con una personalidad conflictiva y violenta, tuvo que crecer en soledad. Sin madre y con un padre de clínica en clínica de rehabilitación.

La llegada de una oferta para protagonizar una película millonaria de exorcismo, pone de cabeza su mundo y el de su hija, que oficia de asistente.

Pero cuando parecía que todo daba vueltas alrededor del actor, luego la focalización pasa a la hija. Pero tampoco gira todo en torno a su accionar.

Esas idas y vueltas conspiran contra la trama, que se vuelve confusa y no permite empatizar con lo que sucede.

La utilización constante de jumpscares también le quitan mérito terrorífico, ya que luego de los primeros tres ya los vemos venir y pierden efectividad.

Finalmente, cuando las luces de la sala se encienden, nos queda la sensación de que la potencialidad era grande. Que fuimos testigos de una buena idea que no se desarrolló como esperábamos.

Y ni siquiera pudimos volver a ver a Russell Crowe en una motito como cura.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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