Un nuevo reverdecer zombie
En 2002 Danny Boyle y Alex Garland revolucionaron el cine de zombies con Exterminio (28 days later), que mezclaba lo que había creado George Romero con la bronca acumulada de una sociedad. Un experimento en video que redefinió el subgénero para siempre. 23 años después, se vuelven a juntar para Exterminio: La Evolución.
¿De qué va?
Han pasado casi tres décadas desde que el virus de la furia escapó de un laboratorio especializado en armas biológicas. Y, ahora, aún inmersos en una implacable y forzosa cuarentena, algunos han hallado maneras para existir entre los infectados. Uno de estos grupos de supervivientes vive en una pequeña isla que conecta con el continente gracias a una carretera elevada profusamente defendida. Un integrante del grupo abandona la isla a fin de cumplir con una misión en el oscuro corazón del continente, y ahí, en tierra firme, descubrirá los secretos, las maravillas y los horrores que han contribuido a las mutaciones tanto de los infectados como de otros sobrevivientes.
Existen pocos subgéneros propios del cine, la mayoría fueron heredados del teatro y la literatura. El western logró convertirse en un éxito hace algunos años en Estados Unidos, pero fue perdiendo fuerza hasta le extinción. Pero a mitad de la década del setenta, apareció George Romero con sus zombies y nada fue lo mismo.

El cine de zombies nunca más desapareció. Fue evolucionando, siempre apalancado por su capacidad para desnudar miserias sociales o coyunturas complejas. En 2002, algo cansado, el subgénero recibió una descarga de vitalidad cuando un joven Danny Boyle se unió a un joven Alex Garland para crear Exterminio (28 days later).
Un hombre se despierta en una londres vacía luego de despertar de un coma. Hace 28 días, un virus de nombre Furia / Rabia se escapó de un laboratorio convirtiendo a los humanos en máquinas asesinas y sedientas. No sólo sorprendía por ver a toda una ciudad vacía, sino porque los zombies ahora corrían, y nadie estaba a salvo.

23 años después, y con una secuela aparecida en 2007, el dúo original (más Cillian Murphy, el protagonista de la primera, ahora como productor ejecutivo) vuelve a su creación primigenia para contar lo que sucedió casi tres décadas luego del brote originario. Y lo hace desde la novedad y la experimentación, algo raro en estos tiempos.
Todo está grabado con iPhones, utilizando equipos complementarios que permiten una calidad similar al cine pero ofreciendo más movilidad y posibilidades estéticas. Esto hace que aparezcan montajes con cortes en el eje, que dan vueltas alrededor de los no-vivos en un par de frames, o permiten planos completamente panorámicos uniendo varios celulares.

Así, la evolución no sólo es diegética en la historia, recordando la primera película dirigida con una cámara minidv digital, que permitió costos muy bajos pero a costa de una calidad magra. Acá se siente la búsqueda de una visión particular, con una buena calidad. Calidad que tanto Boyle como Garland pueden ponerle dada su experiencia.
Desde la historia vemos lo que ocurre en las islas británicas, que quedaron en cuarentena luego que el inicio cuenta que el virus fue exterminado del continente (por lo sucedido en la segunda parte). Allí toda una nueva generación vive al estilo medieval, sin acceso a la tecnología ni a los servicios básicos. ¿Una crítica al Brexit?
Mientras, los infectados por el virus lograron sobrevivir comiendo en los bosques y evolucionando a diferentes fenotipos. Y por encima de ellos, los alfas, una evolución dotada de algo de inteligencia, y un falo gigantesco que exponen al estar desnudos todo el tiempo.

El espíritu de Exterminio: La Evolución, como en sus anteriores iteraciones, está basado en los personajes y lo que les sucede. Es siempre una historia de supervivencia en un mundo hostil. Y, como sucedió anteriormente, se llena de profesionales de renombre como Jodie Comer, Aaron Taylor-Johnson, Jack O’Connell y Ralph Fiennes (Voldemort está musculado nivel gymbro).
Pero quien se roba todo es el pequeño protagonista Alfie Williams, que se pone la historia al hombro y atraviesa diferentes infiernos con una ductilidad que no se empareja con su edad.
Exterminio: La Evolución vuelve a apoyarse en los lugares comunes del género, para reinventarlos con dosis de desesperación y terror. Pero también para hablar de la salud mental, los ritos iniciáticos, el concepto de la muerte y nuestros lazos como sociedad. No es poco para «solo una película de zombies».
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