Megalodon 2: El gran abismo – Escualos Gigantes vs Monstruos Marinos vs Jason Statham

por | 03-08-2023 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

El héroe de acción definitivo actual vuelve al ruedo bajo el nivel del mar

Luego del éxito de The Meg (2018), la coproducción china – estadounidense que mezclaba tiburones gigantes, con grandes efectos visuales, mucho humor y el carisma indiscutible de Jason Statham, era difícil que no haya secuela. Y así llego Megalodón 2: El gran abismo.

¿De qué va?

Un equipo de investigación inicia una misión que va a explorar las profundidades más abismales del mar. Pero su viaje se convierte en caos cuando un malévolo operativo minero amenaza su misión y los obliga a librar una batalla de alto riesgo por la supervivencia. Enfrentados a colosales Megalodones y a implacables saqueadores medioambientales, nuestros héroes deben correr más rápido, ser más astutos y nadar a mayor velocidad que sus despiadados depredadores en una trepidante carrera contra el tiempo.

Estamos seguros que a partir de 1975 el grueso de la sociedad dejó de mirar de la misma manera el mar. Lo que antes era un lecho azul infinito con todo por descubrir, se revelaba como una prisión líquida en donde siempre somos la presa.

Steven Spielberg modificó a perpetuidad la figura del escualo en la cultura occidental. Ser mordido por un tiburón (preferiblemente blanco) se configuró como uno de los miedos más comunes. Lo que estableció Tiburón (Jaws -en español literal sería “Mandíbulas”-, 1975) fueron las bases para un subgénero que al día de hoy sigue viviendo: hay una sociedad viviendo tranquilamente, empiezan a morir personas cerca de la playa, aparece un tiburón asesino, se arma un grupo que lo derrota, fin hasta la secuela.

Claro que, al día de hoy, todos sabemos (pero fingimos olvidarlo) que raramente los tiburones atacan humanos. En ese contexto, son peores las orcas (pero son TAN bonitas). Esa mentira creció tanto como el tamaño de la máquina de matar: cada vez era necesario más show; todo más grande, más asesino.

¿Qué mejor entonces que un megalodón? La criatura prehistórica tatarabuelo del tiburón actual siempre tuvo participación en el mundo del cine, al ser tan grandes el foco siempre se encontraba sobre ellos, aunque nunca se había llevado al cine mainstream hasta la franquicia de Jurassic World. Pero fue recién con Jason Statham, que se convirtió en un divertimento total.

El cine de fantasía o criaturas gigantes es de los más complicados de realizar: sus costos de producción son muy altos, su estrategia de marketing es millonaria y las posibilidades de no recuperar la inversión aumentan exponencialmente.

Es así como los grandes estudios deciden realizar este tipo de películas basándose en personajes conocidos (Godzilla vs Kong), franquicias ya probadas (Jurassic World) o ir con un director de renombre en el póster (Guillermo del Toro en Pacific Rim).

Hace algunos años (producto de las nuevas tecnologías), estos bichos hormonados terminaron en cintas de bajo presupuesto con efectos visuales de baja calidad y actuaciones acartonadas (como es el caso de las producciones de la casa de bajo presupuesto que imita grandes tanques The Asylum, o de las diversas películas de tiburones en situaciones alocadas –Sharknado, esa aventura de un tornado formado por estos asesinos acuáticos de 2013-). Muy pocas veces nos dan el espacio para la sorpresa.

Esto fue así hasta la primera parte de Megalodón, que nos presentó una aventura con criaturas gigantes que se centraba en los personajes, sus relaciones y sus pasados. El protagonista vive relegado en una isla, pescando, luego de una situación en donde perdieron la vida compañeros suyos por una decisión debajo del mar. Aunque él no lo sepa, ya se había topado con el escualo prehistórico y la relación entre ambos es la que lleva la trama.

Ahora, cuando su ex esposa queda atrapada con poco oxígeno a más de 5000 metros de profundidad, debe enfrentar su pasado y volver a tomar decisiones sobre la vida de otros en un ambiente donde la presión te destruye en segundos. Y, de paso, asesinar a una criatura de casi 20 metros de largo sólo con sus manos y un cuchillo.

En aquella primera parte, estrenada en 2018, la criatura marina aparece casi a la mitad de la cinta. Antes, se toma el tiempo de presentar a cada una de las potenciales víctimas y de mezclar actores estadounidenses con chinos. Para cuando la acción comienza, las bases ya están desarrolladas y todo se convierte en una montaña rusa de acción, acrobacias acuáticas y situaciones que desafían cualquier estamento físico conocido.

Y el humor. La primera parte aprovecha al máximo el carisma de Statham y permite, a través de la comedia, conectar a los personajes y que nos preocupemos por su futuro. Un juego que no se toma en serio nunca, completamente consciente de lo que está ofreciendo: un grupo de humanos intentando detener a una bestia prehistórica de ultramar.

La primera película recaudó 530 millones de dólares, costando 130 millones (estimado)… era natural que surja una secuela.

Lo que sucede siempre con estas situaciones, es que una segunda parte requiere que todo sea más grande, y al haber funcionado como producto, también debe acomodarse a los estándares conocidos para volverse franquicia y seguir recaudando.

La segunda parte, Megalodón 2: El gran abismo, mantiene la misma estructura que su antecesora: en la primera mitad nos concentramos en entender el universo actual de los personajes, luego una secuencia larga bajo el mar y finalmente un frenesí de asesinatos marítimos en una playa atestada de turistas.

El problema es que la estructura general parece imitar los modelos de Godzilla vs Kong y de Jurassic World: de la primera, indagando más sobre el ecosistema escondido bajo el límite marítimo (presentando nuevos animales, y retomando la figura del kraken que vimos en la original), y de la segunda, por la aparición de vertebrados terrarios que duplican el ataque, ahora no sólo es por mar sino también es por tierra.

Imitar los modelos de estas dos franquicias conspira en contra del producto: deja de tener su propia personalidad y se siente como algo ya visto. Además, es extraño que habiendo conocido a los personajes principales en la primera parte, se tome tanto tiempo en arrancar. Parece querer recoger a un nuevo público de cero.

Megalodón 2: El gran abismo no deja de ser un buen entretenimiento pasajero, los efectos (salvo algunas situaciones que se sienten confusas) son muy correctos y las casi dos horas pasan con rapidez.

Como toda futura franquicia, usa tiempo para dejar hilos abiertos para lo que vendrá: presentando nuevas criaturas, abriendo el portal del mundo escondido durante algunas horas y agregando tecnología para enfrentarlos.

Tiene algunas referencias frescas al género (como esa situación calcada de Alerta en lo Profundo – Deep Blue Sea, 1999- donde Samuel Jackson no termina bien) y algunas vueltas interesante: por ejemplo, que lo que en principio era una exploración por la fauna se termine pervirtiendo en un modelo extractivista de materiales raros bajo el lecho marino. Aún así, pierde frescura.

Una frescura producto de haber surgido por sorpresa desde las profundidades de un modelo algo desgastado y que se apoya en las franquicias por el retorno de inversión; que con la libertad del capital chino (y sobre todo, su público) había escapado de la mordida del sistema estadounidense.

Esta nueva iteración seguramente funcione en las salas, porque funciona como producto, uno más en la lista de otros similares. Veremos si continúa como una saga de acción más, o retiene su especificidad de entretenimiento no brainer con buenos personajes y grandes efectos visuales. Le rezamos al dios escualo por ello.

Etiquetas

Compartir en las redes

Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×