Profesión Peligro (The Fall Guy) : Una carta de amor al cine de acción

por | 02-05-2024 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

Ryan Gosling y Emily Blunt no pueden dejar de brillar

El cine de acción es la base del entretenimiento. Se ha acomodado a los tiempos, ha evolucionado e involucionado a pedir del consumo, pero siempre ha tenido un electrón frecuentemente olvidado: el doble de acción. Esa persona arrojada al vacío, golpeada, prendida fuego, colocada en un auto que se estrella… Profesión Peligro (The Fall Guy), es un homenaje a esos héroes.

¿De qué va?

Él es un doble de riesgo, y como todos, es explotado por los aires, disparado, chocado, lanzado a través de ventanas y arrojado desde las alturas más altas, todo para nuestro entretenimiento. Y ahora, recién salido de un accidente casi devastador para su carrera, este héroe de la clase trabajadora tiene que rastrear a una estrella de cine desaparecida, resolver un caso y tratar de recuperar el amor de su vida mientras sigue haciendo su trabajo diario. ¿Qué podría salir bien?

Profesión Peligro es ante todo un chiste, un gran chiste. Además de ser plenamente autoconsciente su director –David Leitch– logra no sólo criticar el olvido de los dobles de acción, sino también un sistema cinematográfico, que en muchos puntos se parece al que muestra Babylon (de Damien Chazelle), pero de manera menos aburrida.

El protagonismo se reparte entre Colt Seavers (Ryan Gosling), un doble de acción caído en desgracia, y Jody Moreno (Emily Blunt), una directora primeriza que finalmente está cumpliendo su sueño de dirigir.

La química y el carisma de ellos dos es lo que hace posible que esto funcione. Profesión Peligro, al ser tan autoconsciente, se parece tanto a un chiste que se le puede dejar de tomar en serio. Una suerte de pérdida de la atención tan propia de estos tiempos.

Pero no se puede dejar de mirar, reír y emocionarse con los protagonistas.

El McGuffin (objeto ficticio que moviliza la trama, pero que -básicamente- a nadie le importa) es la desaparición del actor Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson), un ególatra que le dice a todo el mundo que hace sus propias escenas de acción.

El nombre y el apellido dan la pauta de porqué lado va la crítica. El director David Leitch (responsable de cosas como Bullet Train, Deadpool 2, Atomic Blonde y Fast & Furious Presents: Hobbs & Shaw; y productor de John Wick) decidió “adaptar” su historia de vida en la industria para contar.

¿Pasó algo similar? Si es así podríamos saber qué actor y especular en qué película.

Aunque hay otro dato contradictorio: además es una reversión de una serie televisiva con dobles de acción de 1981, y algunos de sus protagonistas como Lee Majors y Heather Thomas aparecen en la secuencia del final.

El gran problema de Profesión Peligro (The Fall Guy) es que de tan autoconsciente, cae en un problema de nuestros tiempos: la ruptura de la cuarta pared apelando a cuestiones de la cultura pop actual. Es posible que esos chistes tengan fecha de caducidad en cinco años.

La utilización de la comedia no está tan balanceada con la acción, lo que crea un híbrido similar a algunas películas fallidas de los noventa o principios del 2000. Esas “buddies comedies” (comedias protagonizadas por dos personajes antagónicos en sus características) que nadie recuerda a hoy.

Claro que esas películas no tenían protagonistas tan angelados.

Profesión Peligro (The Fall Guy) es una divertida comedia de acción, un homenaje a los héroes de acción olvidados: los dobles de acción. Pero también es una desacralización del cine y sus modos de hacerse, con mofas a los productores, el uso del CGI y de la Inteligencia Artificial.

Esto es algo que no se ve tanto (capaz en cosas como la serie The Boys), y se agradece, no hay que tomar tan en serio al cine de entretenimiento. Debe contar una buena historia que nos lleve a otros mundos, como el que quieren crear con Metalstorm.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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