Destino Final: Lazos de Sangre – El final es en donde partí

por | 16-05-2025 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

De la muerte y los cuernos, nadie se salva

Una franquicia que se niega a desaparecer. Inevitable, como la muerte. Un espectáculo de hemoglobina y miedos primitivos. Luego de cinco partes, y un hiato de catorce años, regresa la asesina imbatible en Destino Final: Lazos de Sangre.

¿De qué va?

Atragantada por una violenta pesadilla recurrente, la estudiante universitaria Stefanie regresa a casa para encontrar a la única persona que podría romper el ciclo y salvar a su familia de la horrible muerte que inevitablemente les espera a todos.

Desde que Halloween irrumpió en la pantalla grande, los asesinos (in)mortales que persiguen víctimas regaladas (casi siempre adolescentes) se convirtieron en un subgénero exitoso. El slasher se impuso en un nicho de sábados a la madrugada, abrazos, toques en las rodillas y pochoclos.

En el subgénero del slasher, se volvió una constante la insistente necesidad de hacer que cada muerte sea más espectacular y épica que las anteriores. Así Jason Voorhees, Michael Myers y Freddy Krueger se convirtieron en sádicos creativos, haciendo que cada asesinato sea único.

El tiempo pasó, el fanatismo menguó y como pasa con todos los subgéneros, la efervecencia bajó. Luego, llegó el tiempo del metalenguaje y la exacerbación con Scream y todos sus derivados. Pero algo se modificó, y fue la aparición de Terrifier, un payaso capaz de cometer las atrocidades más espantosas en primer plano. Y nadie se sintió sensible al respecto -o al menos eso dijo la taquilla-.

Destino Final: Lazos de Sangre es la exacerbación del morbo sangriento. Un espectáculo de luces, colores y sonidos que se reinventa desde la noción más pura de «¿cuánto podes aguantar hasta cerrar los ojos?». Quienes nos criamos en los ochenta volvemos a conectar con esa felicidad casi pornográfica de la muerte que colisiona con la risa catártica.

Con una lógica de recuela (mezcla de remake con secuela), se aggiorna el concepto para llevarlo más hacia el lado de lo oculto e inevitable, y sumando lo estadístico y secuencial. Si tenes dones adivinatorios, y no sufrís el síndrome de Cassandra, cada persona que vos salves de una muerte ya aprobada sufrirá de un destino funesto.

¿Por qué algunos personajes tienen estos ataques de visiones? ¿Por qué ahora esas visiones tienen un trasvasamiento generacional? Bueno, no hay porqué… eso no tiene respuesta. La única verdad: si lograste salvar gente, tu vida va a ser perseguida por la sin nombre, la acompañante final, la de los dedos huesudos.

Y esa persecusión continuará con tu línea familiar: si una persona logra sobrevivir a un accidente y tiene hijos, ellos no «deberían existir», más allá incluso los nietos. Un genocidio controlado que hasta tiene cintura para decir «y si no sos familiar, pero jugas con esto… también verás el final».

Un elenco de caras jóvenes que involucran a Kaitlyn Santa Juana, Teo Briones, Richard Harmon, Owen Patrick Joyner, Anna Lore, Brec Bassinger y Tony Todd. Éste último haciendo su despedida de la franquicia desde el más allá ya que falleció hace muy poco. Su secuencia es tan nostálgica como movilizadora.

La dirección es de Adam Stein y Zach Lipovsky, que dirigieron la muy correcta Freaks (2018) y que acá logran mantener la tensión para que el ritmo nunca se detenga. Sin embargo, hay algo extraño en el tono que la asemeja a la reciente The Monkey, pero que nunca se tira del todo a la comedia.

Destino Final: Lazos de Sangre es un espectáculo de hemoglobina y miedos primarios. Una suerte de catálogo de las peores muertes que no querríamos tener, y de cómo el ser humano intenta insistentemente sobrepasar lo imposible. También es un homenaje a la saga, no sólo por la cantidad de detalles que conecta con las anteriores, sino por la despedida agridulce de Todd.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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