Encerrado: hay que salir del agujero interior

por | 09-05-2025 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

No es Peter Lanzani, es Pennywise

Hace algunos años la película facho-conservadora 4×4 (del mismo riñón que El Ciudadano Ilustre) llevó la discusión sobre el rol de la legítima defensa a las redes sociales argentinas. ¿Quién hubiese imaginado años después que aparecería una remake en EE.UU. con Anthony Hopkins y Bill Skarsgård? Esto es Encerrado.

¿De qué va?

Del productor Sam Raimi, este thriller de terror sigue a un ladrón (Bill Skarsgård) que irrumpe en el auto equivocado y se convierte en presa de su vengativo dueño (Anthony Hopkins). Eddie enfrenta un juego mortal de supervivencia, donde escapar es una ilusión y la justicia pisa el acelerador.

La cuestión de la inseguridad y el sesgo social que eso implica es una conversación global. Y Encerrado es una muestra de ello. ¿Se puede hacer una remake de una película claramente gorila, con un espíritu del wanna-be-porteño que cree que es más de lo que es y por eso está encima de la ley? Bueno, si.

Estados Unidos no es la panacea capitalista que nos quieren hacer creer, la desigualdad social y económica, sumado al flagelo de la droga -como es el caso del fentanilo- hace que zonas como Los Angeles parezca más una distopía del fin del mundo que una playa a visitar.

A partir de eso, la posibilidad de hacer verosímil una remake de 4×4 se vuelve una realidad. Estamos viendo la misma matriz, pero adaptada a una sociedad extrañamente (y pesadillescamente) similar. No hay necesidad de andar diciendo «boludo» a cada rato o hablar sobre Boca Jrs, los tropos están ahí y la narrativa los ordena.

Encerrado sigue funcionando como una crítica a un sistema visiblemente quebrado, en donde la sociedad toda decide fingir demencia y seguir resistiendo el día a día. El personaje de Eddie Barrish (Bill Skarsgård) tranquilamente podría convertirse en una victima más del conurbano, intentando darle de comer a su hija y sufriendo en el tren o en viajes kilométricos en colectivo.

Mientras que su némesis William (Anthony Hopkins) sí responde a un arquetipo más exagerado y pasado de revoluciones para ayudar al desarrollo del conflicto. Una mezcla de Mengele con torturador de mente fría y pasado «presuntamente» descorazonador. Mientras que el primero lleva adelante toda la historia con fineza y entereza, el segundo aporta la mística con su voz.

Pero quien logra que todo funcione es David Yarovesky, el director. Una persona que viene de dos películas de tinte fantástico efectivas: Brightburn y Nightbooks. Se lo nota inteligente en las decisiones, y capaz de explotar al máximo con las cartas que le tocan.

A pesar de que todo se desarrolla dentro de un rodado, el fuera de campo de la ciudad está siempre presente y permite respirar ante tanto encierro. Su L.A. nocturna se parece mucho a la Collateral de Michael Mann. La capacidad para switchear entre el adentro y el afuera con buen tino y ritmo la convierten en un gran producto audiovisual.

Encerrado es un gran ejercicio de guión y de formas. Es la muestra que una adaptación es posible atendiendo a los nudos narrativos que hacen al ADN propio de lo que se quiere contar. Con un buen montaje y diálogos cortantes, se apoya en la labor interpretativa del Skarsgård que más pista pide ultimamente, y en la épica de Hopkins.

No es una coronación de gloria como tal, sino una muestra que además de nuestros problemas como sociedad, la inseguridad y el miedo, las vaquitas también son ajenas.

Etiquetas

Compartir en las redes

Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×