El amanecer de una nueva franquicia de acción
Mientras los superhéroes comienzan a perder brillo en un escenario lógico de agotamiento, los otros subgéneros levantan la cabeza para tomar su lugar. El cine de acción retoma una película de 2016 para posicionarla como franquicia. Tiros, personas con capacidades diferentes y mucho corazón en El Contador 2.
¿De qué va?
Christian Wolff (Ben Affleck) tiene un don para resolver problemas complejos. Cuando asesinan a un viejo conocidoWolff se siente obligado a resolver el caso y recluta a su hermano, de quien está distanciado, Brax (Jon Bernthal). En colaboración con Marybeth Medina (Cynthia Addai-Robinson), subdirectora del Tesoro de Estados Unidos, descubren una conspiración mortal y se convierten en objetivo de una red de asesinos despiadados que no se detendrán ante nada para mantener sus secretos enterrados.
El director Gavin O´Connor no es demasiado prolífico. Siempre atento a la acción y al drama (con otras películas como The Way Back, Pride and Glory y la hermosa Warrior), también sabe utilizar la familia como aglutinante para cualquier tipo de acción.

Cuando apareció El Contador en 2016, no fue un éxito. Pero con el tiempo se volvió de culto. Ben Affleck estaba en boca de todos por su Batman-alla-Snyder y esa espuma había tapado una gema que se dedicaba a mezclar a John Wick con problemas de salud mental. Además, se tomaba el tiempo en definir y hacer crecer personajes. Un oasis en tiempos de fast food cinematográfico.
Pero parece que algo resonó, porque nueve (NUEVE) años después llega una secuela que trae a todo el equipo nuevamente, exceptuando a Anna Kendrick. Continúa respetando su genoma original, sumando más humor para atraer a un nuevo público. ¿Será eso problemático?

La primera secuencia de la película es la que más se asemeja a John Wick, el uso de las cámaras, los stunts de acción y sobre todo la fotografía: un juego de colores que no se respetará en el resto del metraje. Una suerte de paraje blockbuster para abrir el panorama a quienes no conozcan de que va esta nueva franquicia.
Cuando la balacera se detiene, nos despedimos de un personaje de la película original para vengarlo y motorizar lo que viene. El personaje de Wolff (Affleck) sigue igual, quizás menos logrado que su versión anterior; pero esto sucede por lo que crece y se ramifica Brax (Bernthal). El hermano menor tuvo menos despegue en la iteración anterior y acá florece con claroscuros muy bien logrados.

La trama es un poco compleja hasta el tercer acto, donde todo confluye y nos encuentra con un «aaaaaaaah» a flor de boca. Pero si nos enfrentamos a una segunda visualización todo parece más enrevesado y arbitrario de lo que podría haber sido.
Eso lleva también a una duración extensa de más de dos horas, cómo su primera parte. Lo bueno es que se usa para darle más carnadura a los hermanos, a la subdirectora del tesoro de EE.UU. y sobre todo a la banda de niños especiales del Harbor Neuroscience Institute (donde se desarrolló el protagonista), que ofician como una suerte de hackers todo terreno.

Las escenas de acción, aunque algo escasas para lo esperado, son contundentes y precisas. Los golpes se sienten pesados y peligrosos, pero algo alejados de la realidad. El Contador 2, en su búsqueda de convertirse en franquicia, está coqueteando con el mood de Rápidos y Furiosos.
Y en ese intento de seguir lucrando es que el humor aparece como un posible enemigo a futuro. Los chistes y las situaciones «cómicas» funcionan pero al límite. ¿Qué pasará si se agrandan en una siguiente iteración y los personajes terminan siendo queribles pseudo Guardianes de la Galaxia? Recemos porque no suceda.
El Contador 2 es una gran película de acción, con una trama compleja y valores humanos que se enraizan en personajes tridimensionales y queribles. Una entelequia divertida en tiempos de agotamiento del entretenimiento. Cuando termina sólo queremos una continuación. ¿Sucederá?
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