El día de la marmota sangriento
Se estrena en cines argentinos una nueva adaptación de videojuegos. En este caso, Until Dawn – Noche de terror, bebe de una idea muy cinematográfica en su material original. ¿Pero funciona en pantalla grande?
¿De qué va?
Un año después de que su hermana Melanie desapareciera misteriosamente, Clover y sus amigos se dirigen al remoto valle donde desapareció en busca de respuestas. Explorando un centro de visitantes abandonado, se encuentran acechados por un asesino enmascarado y son asesinados horriblemente uno a uno… sólo para despertar y encontrarse de nuevo al principio de la misma noche. Atrapados en el valle, se ven obligados a revivir esa noche una y otra vez, sólo que cada vez la amenaza asesina es diferente, cada vez más aterradora que la anterior.
PlayStation siempre se encargó de llevar títulos exclusivos que se parezcan a un gran evento cinematográfico, pero lúdico. The Last of Us, Uncharted, o God of War son ejemplos de eso. En 2015 salió Until Dawn, una aventura gráfica donde el usuario debía tomar decisiones y esas ramificaciones modificaban todo en una suerte de efecto mariposa.

Luego de décadas de sequía, finalmente los videojuegos están logrando adaptaciones exitosas en las grandes pantallas. Con eso en mente, la llegada de Until Dawn parecía una jugada natural. Su estructura narrativa cinematográfica, y los planos salidos de una obra audiovisual lo convertían en un heredero natural luego del Uncharted de Tom Holland.
La adaptación se olvida de la obra original (aunque aparecen algunos easter eggs) y reconvierte el concepto en una historia nueva. Peter Stormare (que en el juego original aparecía) repite rol, sumando a un elenco de varias caras novedosas entre las que se encuentran Ella Rubin, Michael Cimino, Odessa A’zion, Ji-young Yoo, Belmont Cameli y Maia Mitchell.

Ahora la cabaña en una montaña helada se convierte en un bosque espeso que protege a un pueblo olvidado por Dios. Figuras como las brujas, los wendigos o asesinos seriales enmascarados vuelven a ser protagonistas como en la obra original.
Until Dawn – Noche de terror es una experiencia que mezcla cosas de Groundhog Day, Cabin in the Woods y Evil Dead. Y de todas ellas mantiene algo de vital importancia: es una experiencia divertida. Busca entretener en su veta más autoconsciente y desde allí se permite ser inconsistente y algo arbitraria sin restarle al resultado final.

Algunas cosas no se terminan de entender/explicar. La cuestión del verosímil en el mundo gamer, donde los conceptos son mucho más osados y se desarrollan y esclarecen luego de horas y horas de experiencia lúdica, es algo complejo para adaptar. Until Dawn – Noche de terror decide explicitar «no preguntes tanto, acompañame y disfruta conmigo de estos sustos».
Así, la bruma explicativa (cómo si fuera una prima hermana de Silent Hill) rodea casi todo el metraje, dejando muchas mas preguntas que respuestas al finalizar. Pero el recorrido, plagado de homenajes a varios subgéneros de terror, personajes ambiguos que intentan no caer en estereotipos y efectos visuales sangrientos y prácticos, es tan potente que nos desvía de pensar demasiado.

Until Dawn – Noche de terror es más una película para amantes del cine terrorífico que para amantes del gaming. Quien no haya jugado al material original no va a sentir que está viendo una adaptación sino un evento meta con muertes imaginativas y extrañeza narrativa.
Lo mágico es que esta obra (dirigida por David F. Sandberg -que hizo Lights Out y Anabelle 2-), con todas sus deficiencias y arbitrariedades, nos lleva a jugar con lo que ocurre en pantalla y maravillarnos con el gore, los miembros mutilados, los monstruos, los gritos y la lucha por la supervivencia. Cómo una buena película de sábado a la medianoche para disfrutar con amigos sin joystick de por medio, o abrazar a tu pareja mientras comparten el pochoclo.
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