Pecadores: canción para mi muerte

por | 22-04-2025 | Cine, Reseñas | 0 Comentarios

Tócala de nuevo, Ryan

Mientras la ley seca y el trabajo en las algodoneras por parte de afro-americanos es la tendencia de Estados Unidos, la música es el salvataje para las pasiones y también la invocación para uno de los demonios más antiguos. Dos universos colapsan en Pecadores.

¿De qué va?

Intentando dejar atrás sus vidas problemáticas, los hermanos gemelos (Jordan) regresan a su pueblo natal para empezar de nuevo, solo para descubrir que un mal aún mayor los espera para darles la bienvenida.

Es difícil abordar la nueva película de Ryan Coogler (el mismo de Creed y Black Panther) sin arruinar la experiencia. Saber menos es disfrutar más. Así que es hora de avanzar entre los intricados acordes libres de spoilers.

Michael B Jordan interpreta a dos hermanos mellizos que escaparon del yugo de Capone, malandras desde su infancia, se hicieron con un cargamento de alcohol (en tiempos de ley seca) y deciden convertirse en dueños de un bar.

Para eso vuelven a su hogar. Una acción que cuesta recuerdos, que abre viejas heridas, que los enfrenta a aquello de lo que huyeron. Pero además del Ku Klux Kan y esas memorias dolorosas, su enemigo también es un demonio ancestral.

Pecadores es otro intento de Coogler por ofrecer ALGO MÁS. No se queda en la superficie, en los «planos que cuentan lo que tienen que contar», busca cierta trascendencia en una apuesta que algunas veces no funciona del todo, pero se agradece.

La principal fortaleza radica en el elenco, al doblete de Jordan se une un variopinto grupo de personas que van desde familiares, viejos amores, amistades eternas y demonios en cuerpos humanos. Hailee Steinfeld, Miles Caton, Jack O’Connell, Wunmi Mosaku, Jayme Lawson, Omar Miller y Delroy Lindo suman y entronizan la obra.

Su otro factor determinante es la música. Pecadores es ante todas las cosas un musical. Urbano, social, metafórico y rítmico. La música se convierte en el alfa y omega del relato, es lo que propicia el conflicto y en donde se da por terminado (con escenas post-créditos importante luego de los títulos principales). La base de blues, mezclada con lo moderno, forman algo similar al canto de las sirenas.

Además, se suma lo realizativo. Ryan Coogler sabe filmar, entiende donde tiene que ir la cámara. Además de manejar bien la acción, y apelar a prostéticos para el «gore» (entre grandes comillas), también deja lugar para la sensualidad y el sexo. En tiempos tan pacatos, se agradece un poco de fuego.

Todo esto no significa que sea una película pareja, Pecadores abre tantos frentes que termina dispersándose. Tanto narrativamente como a nivel duración. Las más de dos horas y cuarto se vuelven tediosas llegando al final, y el pequeño arco del cuarto acto se siente soso y apresurado.

Parecería ser una película sobre el perdón, sobre la importancia de encontrarse a uno mismo, sobre la música como conexión espacio/temporal, sobre el descubrimiento del amor, o sobre una horda de asesinos fuera de este mundo. Pecadores es todo eso, pero entre todo el ruido disonante, alguna melodía se queda rebotando en la memoria.

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Elian Aguilar
Escritor, cineasta, fanático de los comics, las peliculas y las series. Geek desde temprana edad, cuando descubrí que los kryptonianos podían morir y que existía la alegría a 24 fotogramas por segundo. Coleccionista acérrimo que no mide el espacio de sus colecciones. La revista Cine Fantástico y Bizarro me hace feliz y el Festival de Cine de Género Buenos Aires Rojo Sangre es mi lugar en el mundo.

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